El Lacio es una región italiana limítrofe en el norte con la Toscana, Umbría y Las Marcas mientras que al sur linda con Campania y el mar Tirreno y se cierra el círculo en la zona este con las regiones de Molise y Abruzos. La riqueza cultural e histórica del Lacio es ampliamente conocida y cuenta con la ciudad de Roma como máximo exponente y capital de la región. Una tradición típicamente italiana de profundas raíces y una belleza natural que se completa con monumentos históricos y manifestaciones artísticas de la más alta calidad, hacen de esta región un verdadero centro de interés turístico y una de las zonas más visitadas a nivel internacional.

Lagos y Naturaleza

La naturaleza salvaje de la región es uno de los más destacados atractivos del Lacio con los grandes lagos Bolsena, Nemi, Bracciano y Albano como como los máximos representantes de esta belleza natural. Este último, el lago Albano, ha sido residencia de ocio para los grandes dirigentes romanos y, a día de hoy, lo es para el Sumo Pontífice que descansa en el afamado Castel Gandolfo. Como atractivos naturales también cabe destacar los Parques Nacionales de Abruzo, Molise y Lacio en los cuales encontrar una flora compuesta por bosques de hayas, abedules y pinos fundamentalmente y una fauna con osos pardos, rebecos, lobos y linces entre otras muchas especies de enorme interés y protegidas. Los parques regionales de Appia Antica, los Castillos Romanos y la ciudad de Sutri se completan con otros monumentos de interés natural como Bosque Sassetto o Jardín Ninfa.

Cultura, historia y tradición en pueblos y ciudades

No se puede olvidar la intensa historia que ha tenido lugar en la región del Lacio determinando el carácter afable de sus gentes, la profusa riqueza cultural, artística y gastronómica, así como sus lugares de máximo interés turístico. No en vano, Roma es la capital de Italia, la del Lacio y una de las ciudades más impresionantes y con más monumentos de alto valor artístico a nivel mundial. No se puede dejar de visitar esta ciudad de enrome belleza como tampoco se debe limitar el interés prestado a los numerosos y pintorescos pueblos de su entorno y las pequeñas aldeas integradas en un entorno natural casi virgen que componen la interesante ruta de los pueblos medievales, así como de pueblos con encanto o mansiones y castillos.